De nuevo estoy aquí con el tema de las emociones ya que, como os comenté en el artículo “las 6 emociones básicas para educar a los niños“, conciencia y regulación emocional son competencias emocionales básicas para afrontar los retos de la vida y constituyen un factor protector ante conductas de riesgo como el consumo de drogas o la violencia. Por tanto, desde el mismo momento del nacimiento, el entorno familiar constituye el medio ideal para el desarrollo de las competencias emocionales y vosotros, como padres, tenéis que ser el ejemplo.
Ya vimos que las emociones podían ser agradables y desagradables y éstas últimas, son las que más quebraderos de cabeza nos dan. Cuando sentimos una emoción desagradable, el primer paso es tener conciencia de ella y aceptarla; el segundo es regular adecuadamente la emoción para sentirnos mejor. Todas las emociones son legítimas (incluso el enfado), pero a veces nos llevan a comportamientos inadecuados (pegar), que son los que tenemos que enseñar a nuestros hijos a modificar.
Cualquier situación de la vida cotidiana nos permite practicar la conciencia emocional entrenándonos en un pequeño diálogo interno que responda a cuestiones como éstas:
– cómo me siento (ej: enfadada)
– ¿por qué me siento así? (ej: mi hijo no quiere comer)
– ¿cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo? (ej: chillándole e intentado que mastique a la fuerza)
– esta emoción ¿me ayuda en el momento actual?, ¿cómo puedo mantenerla o cómo puedo cambiarla? (ej: No, porque si sigo enfada y gritando no conseguiré que coma)
Cuando la edad de los niños no permite que les enseñemos este diálogo, podemos realizar con ellos otras actividades para desarrollar la conciencia emocional:
1 Dibujar caras: que representen las diferentes emociones y tenerlas en un lugar visible de su habitación. De esa manera les ayudas a identificar cómo se sienten y tomar conciencia de ello
2 La emoción frente al espejo: nos situamos con ellos frente al espejo y ponemos caras con las diferentes emociones, así aprenden a identificar las señales “no verbales” de las emociones en los demás
3 Pienso y siento: les enseñaremos a identificar la relación entre pensamientos y sentimientos para que aprendan a identificar los que les generan emociones agradables y puedan usar como sustitutos en los momentos en los que sienten emociones desagradables (ej: cuando pienso en las vacaciones me siento alegre y feliz…)
4 Diario emocional: para pre-adolescentes y adolescentes puede resultar muy útil que escriban las situaciones en las que se sienten desbordados por las emociones para tomar conciencia de ellas y ajustar su comportamiento.
La auto-regulación emocional persigue desarrollar habilidades para:
Algunas actividades para enseñar a los niños a regular sus emociones son:
1 Enseñarles técnicas de relajación y respiración, no olvidéis que la emociones se acompañan de cambios físicos tales como tensión muscular, sonrojo o temblor
2 Escuchar música y enseñar al niño a poner nombre a la emoción que le despiertan los diferentes tipos de música
3 Cantar y bailar
4 Hacer deporte
5 Pegar al colchón (como descarga física de la rabia o el enfado, en la que el niño no se hace daño, no rompe nada y no hace daño a otros)
6 Cambio de pensamiento: pensar en cosas que les generen emociones positivas
7 Tiempo fuera: pasar un breve periodo de tiempo en otra habitación hasta que el niño se calma
Y para convertirnos en maestros eficientes en la enseñanza de habilidades emocionales a nuestros hijos, debemos:
Foto interior: Photl
Alma Martínez de Salazar. Especialista en Psicología Clínica
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