El nacimiento ha sido tradicionalmente objeto de estudio e investigación desde el punto de vista de la madre. Siempre ha sido vista como el agente más activo y responsable en el proceso del parto.
Hasta la primera mitad del siglo XXI no ha habido investigadores interesados en ver el nacimiento desde la perspectiva del viajero, el bebé, ésa personita que también sufre y padece una de las grandes transiciones de la vida… su “nacimiento”.
En las últimas dos décadas se han hecho investigaciones científicas, terapéuticas y psicológicas al respecto. Emerson y Raymond Castellino nos hablan de la importancia de esta perspectiva.
Lo que siente el bebé y percibe en todo su tránsito desde que empezamos con las primeras contracciones tiene un profundo impacto en su psique, en su cuerpo y más ampliamente, en su forma de enfrentarse a la Vida.
Un bebé descendiendo por el canal de parto es profundamente sensible a variables físicas tales como:
También es muy sensible en el momento del parto a variables menos tangibles como;
Equilibremos entonces el punto de vista considerando igualmente importante el impacto del nacimiento en madre y bebé incluyendo también al padre como entorno primero y sostén de la familia. De esta forma estaremos considerando una variable históricamente olvidada en relación a los bebés; su hipersensibilidad.
Sirena García. Terapeuta, especializada en nacimiento e infancia. Infancia Consciente
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