El Parque Regional Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila se encuentra en el extremo oriental del litoral de la Región de Murcia, junto al mar Mediterráneo. Abarca una extensión de 2.822 hectáreas entre las poblaciones de Cabo de Palos al oeste y Portmán al este.
En este espacio protegido encontrarás playas, bosques, matorrales, ramblas o acantilados. Esta gran variedad de ambientes facilita que habiten numerosas especies de fauna y flora, algunas de gran exclusividad o amenazadas como el ciprés de Cartagena, la jara de Cartagena, el fartet o el águila perdicera. También destaca su diversidad geológica y su patrimonio histórico, ya que atesora elementos como la batería militar de las Cenizas o la Calzada Romana.Sin olvidar su riqueza cultural, pues conserva elementos que revelan su tradición salinera, agrícola, o minera.
CULTURA Y TRADICIÓN
Los recursos naturales de Calblanque han atraído al ser humano desde la antigüedad. Varios yacimientos delatan la presencia humana desde hace más de diez mil años. En el yacimiento Abrigo de los Déntoles, conchas de moluscos y piedras prueban como los grupos nómadas de cazadores y recolectores encontraban en este entorno abundante pesca y marisco. Asimismo, hallaron refugio en la Cueva de los Mejillones, donde se descubrieron restos como arpones, dardos o cerámica pertenecientes a diferentes épocas de ocupación prehistórica.
En el Parque Regional también se encuentran vestigios de la ocupación romana como la Calzada Romana, construída para la extracción de minerales metálicos, ricos en plomo y plata.
Tras una época de frecuentes incursiones piratas durante el siglo XVI, Calblanque quedó despoblado hasta principios del siglo XIX, cuando algunas tierras comenzaron a destinarse a uso agrícola. Así surgieron las pequeñas poblaciones del Parque como Cobaticas, La Jordana, Huncos o Los Chaparros y actividades como la agricultura de secano, la explotación de sal, la ganadería o la apicultura. Aún salpican el paisaje elementos antiguos como casas cúbicas, terrazas de cultivo, pozos, aljibes o las Salinas del Rasall.
Las nuevas técnicas de extracción supusieron el retorno de la actividad minera en el siglo XIX y tras la Guerra Civil se originó un nuevo auge que supuso un importante impulso económico que cesó en 1990, dejando como testigos pozos, castilletes, lavaderos o escombreras.
Es también parte del patrimonio a destacar la batería militar de las Cenizas, construida en 1929 tras la aprobación del Plan de Defensa Marítima de las Bases Navales durante la dictadura de Primo de Rivera. Sus cañones son valiosos elementos de arqueología industrial, por lo que fue Declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1997.
PAISAJE
DUNAS: viento, sol, arena y ¡Vida!
Si visitas las playas naturales del Parque Regional de Calblanque observarás acumulaciones de arena, son las dunas móviles marítimas, ambientes muy inestables y frágiles. Aunque a simple vista puedan pasar desapercibidos, los animales y plantas de las dunas son especialmente importantes, por lo que la Directiva Hábitat de la Unión Europea considera Hábitats de Interés Comunitario a estos ambientes, escasos debido principalmente a la presión ejercida por el ser humano.
¿Cómo se forman?
La continua erosión de acantilados y montes produce la arena de las playas y dunas del Parque Regional. El sol y la brisa secan la arena en la playa y el viento la transporta, formando las dunas móviles marítimas que las plantas especializadas se encargan de sujetar.
Las dunas son imprescindibles
Dan vida.
Una vez instaladas las primeras plantas en las dunas, se crean las condiciones necesarias para seguir desarrollándose la vida, favoreciendo la aparición de plantas y animales muy exclusivos de estos ambientes.
Aunque poco visibles, algunos se consideran amenazados, siendo necesaria la conservación de las dunas para garantizar su supervivencia.
Conservan la playa.
Las dunas son las encargadas del mantenimiento de las playas naturales ya que acumulan la arena, compensando la que el oleaje se lleva durante los temporales.
Forman escudos protectores.
Las plantas fijan las dunas, impidiendo que los vientos húmedos y salados transporten la arena y penetre en las zonas cercanas a la costa, como poblaciones o cultivos
FLORA
El Parque Regional alberga una gran diversidad vegetal con unas 650 especies de flora, distribuidas en los distintos ambientes. En los bosques predomina el pino carrasco (Pinus halepensis), acompañado del ciprés de Cartagena (Tetraclinis articulata), cuyas únicas poblaciones naturales del continente europeo se encuentran en este espacio natural. También son de interés los escasos ejemplares de carrasca (Quercus rotundifolia) y brezo blanco (Erica arborea), reliquias vegetales testigos de un clima más húmedo en el pasado.
En las laderas orientadas al sur, donde la insolación y la influencia del mar son más intensas, destacan el cornical (Periploca angustifolia) y el arto (Maytenus senegalensis), acompañados por lavandas (Lavandula sp.), tomillos (Thymus sp.) y romeros (Rosmarinus s.p.). El palmito (Chamaerops humilis) abunda en las laderas orientadas al norte, junto a especies como la aliaga (Calicotome intermedia), el lentisco (Pistacia lentiscus), el esparto (Stipa tenacissima) y la albaida (Anthyllis cytisoides).
FAUNA
Los animales del Parque son huidizos y algunos nocturnos, por lo que suelen pasar desapercibidos, siendo aves, insectos y reptiles los más fáciles de observar. En los bosques revolotea el colorido carbonero (Parus major) o el agateador (Certhia brachydactyla), que se camufla entre los troncos. Al anochecer se activan el ratón de campo (Apodemos sylvaticus), el jabalí (Sus scrofa) o rapaces nocturnas como el búho real (Bubo bubo).
En las zonas de matorral abundan el conejo (Oryctolagus cuniculus), el zorro (Vulpes vulpes) o el lagarto bético (Timon nevadensis). Rapaces amenazadas como el águila-azor perdicera (Aquila fasciata) o el halcón peregrino (Falco peregrinus) anidan en acantilados y zonas rocosas.
Los abejarucos (Merops apiaster) realizan sus nidos en los taludes de las ramblas, y anfibios como el sapo corredor (Epidalea calamita) aprovechan los charcos de estas zonas para reproducirse.
Las Salinas del Rasall dan cobijo a cigüeñuelas (Himantopus himantopus), flamencos (Phoenicopterus roseus), tarros blancos ( Tadorna tadorna) o al fartet (Aphanius iberus), un pez en peligro de extinción exclusivo del sureste español. En el saladar viven el erizo europeo (Erinaceus europaeus) o el buitrón (Cisticola juncidis), una de las aves europeas más pequeñas. A las playas se asocian aves marinas como la gaviota de Audouin (Larus audouinii) y limícolas como el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus). Y en las zonas dunares destacan los escarabajos de las dunas (Pimelia sp.) o las orugas del lirio de mar (Brithys crini). En 2019 se constató, por primera vez en la Región de Murcia, un nido de tortuga Boba (Caretta caretta) en una playa del Parque.
RUTAS Y SENDEROS
Existen varios senderos señalizados que permiten recorrer el Parque, conocer sus valores y disfrutar del paisaje:
RECOMENDACIONES
El Parque puede ser visitado durante todo el año con temperaturas muy suaves, aunque en verano son elevadas, por lo que es conveniente visitar el Parque Regional durante las primeras horas de la mañana, llevar agua abundante y protección solar. También es frecuente la presencia de mosquitos, por lo que es recomendable llevar loción repelente.
Durante tu visita, no olvides caminar sólo por sendas autorizadas, evitar ruidos molestos que afecten a la fauna, respetar el entorno. Nunca encender fuego ni acampar fuera de las zonas permitidas.
Debes saber que la mayoría de las playas, al ser naturales, no cuentan con infraestructuras para el acceso, baño y vigilancia. En caso de emergencia llamar al 112.
MÁS INFORMACIÓN
www.murcianatural.carm.es
Oficinas de turismo:
MÁS ESPACIOS NATURALES DE LA REGIÓN DE MURCIA
Deja una respuesta